cómo sabían de la cercanía a la muerte en en méxico prehispánico

Fascinante Señales de cercanía de la muerte, según los chamanes prehispánicos S15-16

Cómo se sabía de la cercanía de la muerte en los antepasados y qué remedios había de tomar. Un médico prudente puede, por los ojos y la nariz del enfermo, pronosticar si ha de morir o ha de sobrevivir. Por lo cual, según su opinión probable, ojos enrojecidos, sin duda que son signo de vida; los pálidos y blancuzcos, indicio de salud incierta.

Indicios de muerte son: un cierto color de humo, que se percibe en medio de los ojos, el vértice de la cabeza frío o retraído en cierta represión, ojos ennegrecidos que relucen poco, nariz afilada y como
retorcida, a manera de coma, quijadas rígidas, lengua fría, dientes como cubiertos de polvo y ya muy sucios, que ya no pueden moverse ni abrirse. (Cercanía de la muerte)

El mismo rechinar de dientes y la sangre que mana en abundancia de la vena cortada ya pálida, ya negra, es anuncio de que viene la muerte. Además la cara que palidece, que se ennegrece, que adopta y toma una y otra expresión; finalmente, si emite, revuelve y repite palabras sin sentido, como los pericos.

Mas en la mujer se ha observado un pronóstico especial (al saberse de la cercanía de la muerte), a saber, como si una espina muy aguda les picara en las asentaderas, las piernas y los costados.

Piedras preciosas y plantas medicinales ante la cercanía de la muerte

Y con todo, aunque se vea una salud desesperada y ya de llorarse, aún se le puede destilar al moribundo una medicina hecha con mucho cuidado de las piedras preciosas tlclCdlhuatzin, éztetl-, perla blanca, tierra blanquizca: todo molido en agua.

Hay que ungir el pecho con un líquido confeccionado de pino molido en agua, laurel y hierba tonatíuh iriuh, que se ha de recoger en verano y guardar para cuando se ofrezca.

También se le ha de punzar allí mismo con un hueso de lobo, bien afilado, o de águila o de león blanco, o de aquel cuya piel está salpicada con manchas distintas de color negro. En las asentaderas colgarás un corazón de águila cubierto y envuelto en piel de venado.

Cuando está a las últimas se le ha de dar a beber una poción de piedras preciosas, que son: perla blanca, perla muy verde, esmeralda, tierra blanquecina, musgo de piedras silvestres y tlacalhuatzin. Todo molido.

También [otra poción hecha de] conos de ciprés, hojas de laurel, hierbas de tlanextía xíhuitl, toruttíuh ixíuh, que brilla mucho, del árbol quetzailin, de pedrezuelas que se han de buscar en el buche de las aves: águila, codorniz, golondrina, gallo, mergo, aguzanieves, quecholtótotl, tlapaltótotl, nochtótotl, huitlatótotl, y paloma: todo molido.

Pero cuando ha llegado a su punto la necesidad fatal y estamos a la muerte, se derrama en gran cantidad sangre sobre el corazón y al dividirse esa sangre por todos los miembros cumplimos la mortalidad.

Artículo sobre la cercanía de la muerte, referencia: Libro Libellus

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